Yo no quiero decir nada, pero... creo que encontré el primer meme de la historia
No termino de entender de qué va el meme, pero me atrevo a arriesgar que ‘PHYLOLAVS’ debe ser como el “remate", ¿no?
Buenísimo… En fin; ¿dónde habíamos dejado la semana pasada?
¿Ustedes también reciben tantas encuestas de satisfacción como yo?
Yo recibo muchas y, como las suelo completar, tengo la hipótesis de que eso hace que me manden más. Es como si se corriera la bola entre las compañías: “esta usuaria completa las encuestas.”

Me pregunté entonces qué me llevaba a completarlas, principalmente ya que trabajando en el rubro en el que trabajo, tengo claro que a las compañías no les interesa implementar el feedback que reciben. Ojo: sí les interesa conocerlo, pero implementarlo... me permito dudar.
El hecho es que, cuando tu autoestima es medio endeble, recibir mails que te hablan en primera persona con la premisa de conocerte mejor, de que tu opinión es muy importante, y que tu tiempo es muy valioso, puede resultar atractivo. Y yo caigo redonda, por supuesto: las completo a todas, incluso a las más largas. Ni les cuento si la persona que me atendió me trató bien… Nah, ahí tomo nombre, apellido, le deseo un buen día, le hago saber que valoré principalmente su buena predisposición, ¡toda la fiesta le hago! Me imagino que si algún día a esa persona le llegara el mensaje, lo sentiría como quién pone la carita al sol por unos minutos.
¿Les conté de la vez que mi viejo llamó a un cantante de tango al que hacía mucho no pasaban en la radio? Lo buscó en la guía telefónica, le dijo que era su fan y que siempre escuchaba sus discos. El tipo, del otro lado, se emocionó y mi papá supo que le había alegrado la vida a un hombre de quién el mundo se había olvidado. Ese gesto pequeño, innecesario y absurdo, me enseñó que si te dan la oportunidad de agradecerle a alguien por algo que hizo por vos, mejor no quedarte con las ganas.
Por eso a Cabify, Apple Support y Go Daddy les completo cada una de las encuestas que me mandan.
Me parte la cabeza
Los de Heinz tiraron un chistazo. No defino aún si amo u odio la iniciativa.

De lo que no me quedan dudas es de que era innecesaria. Toma con liviandad la afirmación “tenemos más tiempo que antes” como excusa para bajar su claim “lo bueno lleva tiempo”. La anotaron en Ads of the world en la categoría ‘Direct’ cuando en este contexto está claro que la pieza no vio la luz del sol (lectores de Canadá, confirmen por favor).
Me hace pensar en lo simbólico que se está volviendo nuestro trabajo, cada vez más. Y esto me lleva a la siguiente reflexión: los publicistas somos trabajadores simbólicos en un mundo de trabajadores esenciales.
¿Alguno sabe si está abriendo el correo? Voy a mandar un telegrama de renuncia y vuelvo.
May you live in interesting times
Leí una entrevista a Yuval Noah Harari en la que menciona esta supuesta maldición china como el marco conceptual de la pandemia actual.
Esta semana me acordé de cuándo era chica, tendría 7 u 8 años, y rezaba para que la maestra que tomaba examen ese día, faltara. Me puse a pensar entonces en cómo se sentiría aquel niño o niña que con toda la fuerza de su corazón pidió, allá por marzo del 2020: “que se terminen las clases así nunca más tengo que rendir la prueba de matemática”, y ahora está muerto de culpa en su casa, pensando “qué hice Dios mío, qué hice?!?!?!”
Pobrecito, le mandamos fuerzas.

Tenía pensado en esta entrega hablar de lo poco que sé acerca de los hipocampos pero me pareció que no les iba a importar tanto como a mí, así que archivé el tema. Si quieren saber de qué se trataba, vamos por privado.
Para los nuevos suscriptores (esta semana se sumaron casi 50 ¡WOW!) acá les dejo el YO NO QUIERO DECIR NADA #1: bit.ly/YNQDN1 ¡Gracias y bienvenidos!
Me despido con otra viñeta en colaboración con Raw.

Hasta la próxima, babies!